Hermann Boerhaave.
Su prestigio eran muy grande e hizo una fortuna ejerciendo su profesión.
Cuando Boerhaave inició sus experimentos químicos, aún se conservaban las creencias y nociones de la alquimia, pero durante su carrera logró desterrar algunas ideas y supo tomar los principios importantes de sus antecesores (aunque la que se refería a la transmutación de los metales no desapareció tan fácilmente). En una serie de experimentos que duraron varios años, logró demostrar que la "materia ígnea" no tiene peso, y que una masa de hierro pesa lo mismo a la temperatura ambiente que cuando está al rojo.
Boerhaave, hacia 1732, publicó su exitoso libro de texto Elementa chemiae (Elementos de química), donde expuso una teoría similar a la del flogisto usando un término equivalente: pabulum ignis (alimento del fuego). Sin embargo, se oponía a la teoría del flogisto porque ésta suponía que el proceso de combustión y enmohecimiento de los metales eran diferentes versiones de un mismo fenómeno, siendo que ésta era, precisamente, la única verdad que encerraba ésta teoría. Boerhaave fomentó el uso de termómetros en los laboratorios químicos y, aún en esas fechas, creía que los minerales y metales tenían cierta clase de vida.
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